Encuentro la calma debajo de la cama,
se escurre sin prisa por las calles de mi alma,
seduce con mimo la realidad que me atrapa
comprende mi necesidad de acallar mis ansias.
Entorno mis ojos, recuesto mis gritos
en una desolada y enorme ventana
que me muestra los disparates que se entrelazan
formando historias a las que yo les pongo mi alma.
formando historias a las que yo les pongo mi alma.
Suspiro y retumba el eco en la calma pesada, tediosa y tranquila
calma que me da descanso pero me deja atontada.
calma que me da descanso pero me deja atontada.
Miro y escucho los pensamientos difusos
son tantos que se me escapan
pero hago el intento de atrapar su esencia
que por algún milagro sé que es algo que quiero.
Duermo y encuentro más sueños anestesiados
revoloteando en mi almohada despierta.